El presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Oswaldo García Jarquín no rinde cuentas al OSFE (Órgano Superior de Fiscalización del Estado) y no haya autoridad que lo obligue a la transparencia porque el Congreso del estado le da impunidad. Esto explica la ambición que despierta un cargo de presidente municipal donde pueden robar hasta el hartazgo y no pasa nada.
Desde que iniciaba su tercer año en el poder dije que a los desatinos de este presidente hay que agregar su sospechosa evasiva a la rendición de cuentas. En la página del Órgano Superior de Fiscalización del Estado (OSFE), la capital oaxaqueña aparece con el deshonroso sello de “municipio incumplido”. Pero no pasa nada.
La norma ordena que cada presidente municipal, con su tesorero o tesorera y su comisión de Hacienda, deben rendir cuentas cada tres meses a través del “Informe de Avance de Gestión Financiera y Estados Financieros”. Como don Oswaldo se siente protegido se pasa por el arco del triunfo este mandamiento que debería ser para “cuidarle las manos” a los presidentes municipales deshonestos.
El OSFE lo ha requerido, pero su prepotencia es tal que hasta el momento se niega a rendir cuentas con apego a la normatividad. Esto significa que el edil de marras, además de conducta sospechosa en el manejo de las arcas municipales, burla los principios que pregona el presidente AMLO: “no mentir, no robar, no engañar”.
IMPUNIDAD TOTAL
Nadie sabe si, después de este desastroso gobierno municipal, los ciudadanos sigan confiando su voto al partido Morena que postuló a Oswaldo. Lo que si es cierto es que el cargo sigue despertando ambiciones. El hecho de que solo en las precandidaturas se registraran 19 aspirantes por el partido de AMLO, habla de la gran codicia. La avidez mueve a los que saben que robar el presupuesto municipal no tiene consecuencias. Claro, mientras la impunidad la vendan los diputados con su segmento llamado OSFE.
TAMBIÉN SANTA LUCÍA
Otro municipio donde existe la misma tendencia es Santa Lucía del Camino, hay más de 20 que anhelan ser presidente municipal por Morena o el PT.
Esos 20 los manipulan anticipadamente el diputado “Carasucia” del PT y el senador Salomón Jara por el Morena.
Ayer empezó la encuesta que, supuestamente, es el medio que usa el Morena para seleccionar a sus candidatos. Están anotados Mario Luis Padrillo, Juan Carlos Márquez García, Saul Bautista, María Libia, Marilú García y muchos más.
¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Cuando se ha iniciado el proceso de las elecciones más competitivas, en muchos políticos afloran ideas, prejuicios, perversidades, aspiraciones y miserias.
Bajezas, creo yo, como las que innecesariamente sufrió al interior de su partido, el PAN, la diputada Alejandra García Morlán al buscar la candidatura a la presidencia municipal ¿Cuál fue la causa? Lo atribuyo al mecenazgo que gozaba del gobernador de Chihuahua Javier García Corral. Este político bien conocido en Oaxaca desde que promovió a Gabino Cue con toda su carga de política sucia y tenebrosa.
Su sello de político patán se lo ponen en su propio partido. Resulta interesante leer la manera en que lo retrata Juan Carlos Zavala que no es cualquier panista, es hermano de la ex primera dama Margarita Zavala.
Luego de hacer referencia al saldo negativo que significa para el presidente AMLO el apoyo para Félix Salgado Macedonio, toca el asunto de Chihuahua.
Ahí se vive -dice- un caso de acoso político, de violencia política de género. El gobernador Javier Corral contra María Eugenia Campos. Corral hizo todo lo que pudo para que Campos no ganara la elección de su partido. Para eso postuló a un hombre rancio como Gustavo Madero. Ambos emprendieron una campaña de desprestigio en contra de su compañera. María Eugenia tiene todo para que le teman: es popular, ha ganado con votos dos veces la alcaldía de la ciudad de Chihuahua y tiene ahí una aprobación por arriba de 60 por ciento, mientras que Corral está abajo de 35 por ciento de aceptación entre sus gobernados. Las encuestas tienen tiempo que marcan a Maru como la posible ganadora de la elección para gobernar el estado. ¿Quién es su peor enemigo? No sus adversarios, sino un hombre de su partido: el gobernador.
Quien conoce a Corral sabe que se trata de alguien de mala entraña, un hombre proclive a la traición, incapaz de la menor lealtad para sus cercanos, un hombre inteligente pero amargado, sagaz y a la vez mezquino, de retórica aguda, pero de alma retorcida; un macho con las mujeres como Maru Campos que luchan por ganar, pero un cobarde con los poderosos como López Obrador a quien incluso le ha horneado ‘galletitas’ en su casa.