Periodismo Trascendente: Ni un periodista más, asesinado.

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Raymundo Ibáñez del Castillo.

A menos de dos meses de que termine, por fin, el peor de los sexenios para los más de 131.1 millones de mexicanos, ha sido asesinado, un periodista más, que desgraciadamente, se suma a los 37 periodistas muertos violentamente en los últimos 6 años en México.

El vil, cobarde e indignante asesinato del periodista Alejandro Martínez Nogues, mejor conocido como «El hijo del llanero solitito», que fue acribillado a balazos la tarde este domingo 4 de agosto en el municipio de Celaya del Estado mexicano de Guanajuato, se suma a la ola de violencia y de terror, desatada en contra del derecho a la información y la libertad de expresión, en los últimos años en nuestro país.

Aún cuando la exigencia de acabar, de una vez por todas, con los asesinatos de periodistas en México, que han manchado de sangre el territorio nacional, ha sido enérgico y contundente, sobre todo de las organizaciones de periodistas, no se ha dado ninguna respuesta desde palacio nacional, y menos, se ha puesto un alto a los crímenes y sigue corriendo la sangre a lo largo y ancho del país, convirtiéndolo en el más riesgoso para el ejercicio periodístico, incluso, más que en los países en guerra, como Ucrania, Gaza, Sudán, Etiopía, Afganistán y Siria, entre otros.

El reportero Alejandro Martínez Noguez, fue arteramente asesinado, por sujetos armados, que lo interceptaron cuando regresaba a Celaya, después de haber realizado una transmisión noticiosa, como parte de su trabajo periodístico, con todo y que era «custodiado» por policías, que como desde hacía más de un año y ocho meses, el 28 de noviembre de 2022, para ser exactos, cuando fue víctima de un atentado en el qué milagrosamente salvó la vida.

Los hechos sangrientos en los que perdió la vida el periodista de Celaya y la forma en la que se registró el artero asesinato, confirman, una vez más, que ni la presencia de policías armados, como en este caso, ni nada, impiden el asesinato de periodistas, porque ni siquiera inhibe a los asesinos, ni mucho menos es garantía para salvaguardar la integridad física y la vida de los periodistas, que lo mismo son asesinados cobarde y arteramente con «protección» o sin ésta, por el alto grado de violencia y hasta odio, rencor, frustración, amargura y resentimiento, propiciado desde el palacio nacional y las esferas gubernamentales.

Hace más de un año, el 7 de junio de 2023, día de la libertad de expresión, que se ha dejado de celebrarse, precisamente por la violencia desatada en contra del periodismo mexicano, a través de la guerra y hasta el terror, a través de un comunicado a la opinión pública, exigíamos el alto a la sangre derramada y advertíamos: ni un periodista más asesinado; y ni una gota de sangre más derramada.

ni una gota de sangre derramada más ni una sola ni una gota de sangre más derramada en contra de periodistas.

Y a más de un año de ese enérgico y contundente llamado, hecho a través del Foro Nacional de Periodistas, no ha sido un periodista más asesinado, sino que han sido otros más; y tampoco se dejó de derramar una gota de sangre más, si no se han derramado muchas otras gotas más y hasta chorros de sangre, que han enlutado al periodismo mexicano y han teñido de sangre al país.

Por eso, una vez más, desde esta tribuna del pensamiento libre, exigimos el alto a la violencia desatada en contra del periodismo nacional en los últimos años, pero particularmente en el último sexenio, que está por terminar.

Y de la misma forma, seguiremos haciéndolo y exigiendo, hasta el último expiro de nuestra existencia, para que ni un periodista más, sea asesinado y ni una gota de sangre más, sea derramada, por la acción de sicarios asesinos al servicio del poder político y del crimen organizado.

periodismotrascendente2025@gmail.com