Periodismo Trascendente: Narcoterrorismo gubernamental

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Raymundo Ibáñez del Castillo.

Más allá de la lucha contra los cárteles del narcotráfico, convertidos en organizaciones terroristas internacionales, que son un inminente peligro para la seguridad nacional de nuestro país, Estados Unidos y el mundo entero, el principal objetivo del republicano, Donald Trump, es contra el narco gobierno en México

La advertencia de imponer aranceles del 25% a los productos mexicanos a partir del pasado 4 de marzo, con todo y sus consecuencias económicas para los países colindantes con Estados Unidos, como es México y Canadá, fue el pretexto y la medida de presión contundente y eficaz para el autoritarismo dictatorial comunista, disfrazado de «socialismo el siglo XXI», heredado por el que todavía deambula como espectro en Palacio Nacional, a su sucesora, Claudia Sheibaum Pardo.

El gobierno estadounidense de Donald Trump, con presiones de esta magnitud, puso contra la pared y como ntra su voluntad, obligó a Claudia Sheinbaum Pardo, a desatar una guerra abierta y decidida en contra de los cárteles mexicanos del narcotráfico, designados como organizaciones terroristas internacionales, cuando su obligación era hacerlo, sin que nadie se lo pidiera y menos la forzaran, pero no le quedó otra que ceder, ante la ruda amenaza.

La implacable guerra desatada en contra de los cárteles mexicanos del narcotráfico, o mejor dicho, organizaciones terroristas internacionales, no a partir del primero de octubre, que «la heredera», recibió de su protector la banda presidencial y el bastón de mando, pero no el poder, sino desde que Donald Trump, lanzó la brutal advertencia, ha dado resultados, pero no los suficientes como para aplazar y menos cancelar los aranceles del 25%.

Para el gobierno de Estados Unidos, no fueron suficientes «los esfuerzos del gobierno mexicano en materia de seguridad y combate al narcotráfico, ni tampoco la cooperación entre ambos países»; y ni siquiera, la entrega sin precedentes e histórica, de 29 peligrosos y sanguinarios capos del narcotráfico, entre estos, el «narco de narcos», Rafael Caro Quintero, quien enfrentará a la justicia, no solo por todos los crímenes cometidos a través de su amplia carrera delictiva, sino también, por el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique «kiki» Camarena, ocurrido desde hace cuatro décadas, en el año de 1985.

El narcoterrorismo creció tanto en México con los gobiernos del PRI, PAN y, más recientemente, con el autodenominado Movimiento de Regeneración Nacional (morena), que todo cuanto se ha hecho hasta ahora por el autoritarismo de Estado, y que dejó de hacerse desde hace más de 6 años, no tanto por la política equivocada en materia de seguridad de «abrazos y no balazos», sino por las complicidades y el co gobierno con organizaciones terroristas internacionales, a las que prácticamente les entregaron el territorio nacional, con toda impunidad.

Ya nada más falta que el gobierno de Donald Trump, que tiene de rodillas y clamando piedad a los cabecillas del autoritarismo del docenio López-Sheibaum, que entreguen, de una vez por todas, a cuántos capos del narcoterrorismo faltan y desmantelen por completo a todas las organizaciones criminales del narcoterrorismo, para que luego caigan en manos de la justicia, los cómplices de la narcopolítica y el narco gobierno que los han protegido tanto, y muy especialmente, la tan codiciada cabeza del ex presidente Andrés Manuel López Obrador; y una vez logrado este máximo trofeo, que rueden en cascada, todas las cabezas de los que no les importó nada con tal de asaltar el poder y saciar sus desmedidas ambiciones de poder político y económico.

Por el bien de México y de los más de 133.4 millones de mexicanos, la guerra contra el narcoterrorismo, y que apenas empieza, debe de alcanzar hasta el último eslabón para exterminarlos.