- Por Alfredo Martínez de Aguilar.
* Tres fenómenos agudizan las crisis de las naciones en el mundo: Una escolaridad nacional baja y manipulable; Una clase política corrupta y oportunista; Un sistema judicial impune e ineficiente.
* A la luz de esta reflexión resulta sumamente grave la tercera intoxicación masiva por cocaína ocurrida en escuelas del vecino estado de Chiapas, sin exagerar, en probables actos de narcoterrorismo.
La familia como célula básica de la sociedad, al lado de la educación con principios y valores éticos universales, son el binomio indisoluble que representan la principal defensa de los estados-nación.
Inspirada en la tríada, drogas, sexo y rock and roll, Wilhelm Reich y Herbert Marcuse promovieron la “revolución sexual” que dinamitó a la familia; la sociedad educadora; y el sistema escolar.
Estos tres factores críticos son esenciales en la destrucción de un país, ya que son difíciles de revertir o reconstruir, y que tienen una alta incidencia en la evolución de una sociedad global.
Ello trae otros fenómenos que agudizan la crisis de una nación: Una escolaridad nacional baja y manipulable; Una clase política corrupta y oportunista; Un sistema judicial impune e ineficiente.
Se condena al 60% de la población a vivir con menos del salario mínimo; 20% logrará un nivel de supervivencia; y 10% ingresará a un club privilegiado de oportunidades, solo uno de cada diez.
Y todavía hay una agravante peor, un modelo de gobierno político religioso que fomenta el fanatismo y fundamentalismo ideológico que polariza, divide y enfrenta a la sociedad nacional.
La familia es la primera escuela y núcleo axiológico de la sociedad; el desarrollo sensorial, emocional y físico fundamental, inicia con la calidez y cuidado guiado por la madre y el padre.
Al mismo tiempo, la sociedad educadora es la que con su institucionalidad, valores, costumbres, creencias y referentes, ayuda a educar colateralmente a sus niños y jóvenes como ciudadanos.
El sistema educativo, con sus fines y objetivos y con un magisterio capacitado y comprometido, forma ciudadanos íntegros, nutridos en los ideales educativos y las virtudes y valores universales.
A la luz de esta reflexión resulta sumamente grave la tercera intoxicación masiva por cocaína ocurrida en escuelas del vecino estado de Chiapas, sin exagerar, en actos de narcoterrorismo.
Por más fantasioso que resulte al tratarse de una diabólica maniobra perversa, la mejor forma de destruir a un país, es destruir a su niñez y juventud al dinamitarse el futuro de esa nación.
En la secundaria Juana de Asbaje en Bochil, Chiapas, más de 100 niños resultaron intoxicados con cocaína que presuntamente ingirieron en los alimentos y bebidas de la cafetería escolar.
El Instituto Mexicano del Seguro Social informó de 57 hospitalizados, 55 fueron dados de alta el sábado. Dos siguen internados, uno estable y otro “grave, con pronóstico reservado”.
Ayer, fue reportado un nuevo caso de intoxicación por cocaína en una secundaria de Chiapas; se habla de al menos siete estudiantes intoxicados de la Secundaria Federal 1 de Tapachula.
Al ser la tercera intoxicación multitudinaria en dos semanas en escuelas de Chiapas, de ninguna manera es un asunto menor, por el contrario, es un asunto de salud pública y seguridad nacional.
Al ser probables delitos de contra la salud, es obligado que las autoridades federales y estatales, educativas y ministeriales, investiguen e identifiquen a los autores intelectuales y materiales.
alfredo_daguilar@hotmail.com
director@revista-mujeres.com
@efektoaguila