CON LAS LLUVIAS, los lixiviados que generan los desechos que se depositan “transitoriamente” a un costado del río Atoyac aumentan su contaminación. Además la basura que el viento levanta y la deposita en pleno lecho de este, es un tema que no le interesa, ni al gobierno estatal, ni al gobierno municipal, menos al federal, que no han concretado nada para resolver el problema que está generando contaminación, hedores y MUCHO dinero en el traslado de ésta a estados vecinos.
TAL VEZ detrás la negligencia esté el gran negocio que está resultando esto (en mayo de 2023, el Ayuntamiento de Oaxaca se había gastado 80 millones de pesos en solo seis meses por trasladar la basura de Oaxaca a Puebla y Veracruz). Claro, además de la falta de tacto político y de negociación que permita finalmente establecer el tantas veces prometido Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU), que, a cada rato, nos ha dicho el gobierno de la marchita primavera que arrancará su construcción; primero en Albarradas, luego en Totolapan, luego en Nochixtlán, pero la realidad es que el gobierno jarista lo único que ha podido hacer en torno a este problema es prometer.
Apenas en Abril pasado, el secretario de gobierno, JESÚS ROMERO, dijo respecto al CIRRSU que “se desarrollaron tres mesas de trabajo para dar continuidad a las acciones de este proyecto estratégico” pero el problema ahí está, como si fuera un tema menor.
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