Por Teodoro Rentería Arróyave
En seguimiento a nuestra entrega de la víspera, referente al maestro de música, Manuel Germán Ramírez Valdovinos, de 42 años de edad, quien la mitad de su vida la pasó injustamente en la prisión de alta seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México. Ahora como lo prometimos, no vamos a referir a las sendas cartas que envió a las más altas autoridades en la idea, en su deseo de que sean revisados los casos de cientos de hombres y mujeres inocentes que sufren encarcelamiento, como él mismo padeció ese infierno.
A esta cruzada que desde siempre hemos estado inmersos y que ahora impulsa el profesor Ramírez Valdovinos, puesto que desea que su caso no quede en “una golondrina que no hace nido”, sino que en verdad al fin en México se revisen todos esos casos pendientes y aunque tarde o muy tarde recuperen su libertad, aunque insistimos en nuestro apunte que ilustró nuestra columna: “La Justicia tardía no es justicia”, desde luego, ante ello, “más vale tarde que nunca”. Defendamos a los inocentes, a los que sufren injustamente “el apando” de la venganza, de la tortura, de la deshonestidad de policías y fiscales; de la corrupción y de venalidad una gran parte de magistratura mexicana.
La carta del maestro de música es de denuncia y al mismo tiempo de solidaridad con los inocentes en prisión, textual, porque es obligación del periodista difundirla:
“PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
LICENCIADO ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR.
P R E S E N T E
Hace unos días recuperé mi libertad, salí de prisión donde fui injusta e inhumanamente encarcelado.
Fueron 21 años donde me torturaron, donde destruyeron a mi familia, donde perdí una y otra vez la esperanza de vivir, donde me imaginé pereciendo entre los muros infranqueables que levantan los hombres malos, los que deambulan rotos de alma y espíritu. Es mi historia pero ahí caben los nombres de miles de personas; muchos siguen contando los días y otros tantos murieron junto a su esperanza.
Gracias a dios y al hombre salí con vida del infierno de la cárcel; voy a perdonar porque me conviene para ser verdaderamente libre, voy a seguir porque aún me queda vida, voy a contar mi historia hasta que se agote la última palabra de mi alma. Será la forma de curarme.
Después de tantos años dejé de preguntarme ¿por qué? a mi, ahora me pregunto ¿por qué sigue pasando?
Hace aproximadamente un mes un puñado de hombres y mujeres decidieron hacer algo más extremo para tratar de sacarme, y fue una huelga de hambre llamada “Hambre de Justicia”. A la puerta de Palacio Nacional decidieron que sí, este país estaba hambriento pero de justicia, de paz, de eliminar la corrupción, de desterrar a los corruptos, que nunca más un mexicano mate o enjuicie a otro sólo por satisfacer sus intereses.
Ahora además de agradecer a Pedro Carrizales “El Mijis”, a Bryan LeBaron, a Azeem Sánchez y a tantos otros que estuvieron detrás de esta odisea como mi esposa, amigos que reafirmó son entrañables, quiero poner mi granito de arena, porque la situación en México no puede esperar ni un segundo más.
Viví imaginando el día que el mundo supiera que yo no maté a nadie, soñaba con las páginas de la sentencia que reconociera mi inocencia, deliraba con la imagen tras las rejas de los que me robaron la vida, y hoy solo estoy aquí: libre pero sin justicia.
Todos lo sabemos: muchos policías son corruptos, muchas fiscalías son cómplices, muchos jueces dejan libres a hombres que después matan a otros, el sistema tiene en cárceles a personas inocentes; somos miles los torturados y los sentenciados y por torturar se cuentan con la palma de la mano.
Si queremos realmente una TRANSFORMACIÓN, esta sería la verdadera, el día que el crimen se castigue y los buenos se sientan protegidos, todo, todo en este país se va a acomodar.
No solo le pido justicia por mi, le pido justicia por los miles que siendo inocentes son víctimas del sistema que fabrica culpables, le pido la libertad de cada uno de ellos, le pido castigo para los que destruyen vidas a cambio de dinero, le pido que los derechos humanos dejen de ser un sueño, le pido que la corrupción nunca se perdone, le pido que la tortura sea castigada, le pido que cambie el sistema penitenciario, le pido que investigue la corrupción en los penales, le pido que también represente a los olvidados que todos los días se alimentan de comida podrida y viven tras las rejas.
Somos aliados, que no quepa duda; no vengo a pedir sin causa, vengo a traer la causa hasta su puerta; no quiero venganza, quiero justicia; no hablo por mi, hablo por los miles que viven lo mismo que yo. Gracias; por favor acuda al llamado de la historia. MANUEL GERMÁN RAMÍREZ VALDOVINOS”.
Señor Presidente: Transformemos a México en justicia: Los inocentes libres y los culpables en la cárcel.