En el choque de trenes que significa la pugna encarnizada entre el dipsómano Oswaldo García Jarquín y el senador Salomón Jara, urge la intervención del alto mando. De no meterlos al orden, el gobierno municipal irá definitivamente al garete y la capital oaxaqueña quedaría entre las patas de los caballos. Así de dramático es el resultado del ensayo del “efecto peje” que llevó al poder a muchos sin ver a quien.
¿Qué sentimientos tan sañudos movieron a sus sostenedores Gabino Cue y Diódoro Carrasco para llevarlo a la alcaldía cuando sabían de su debilidad por el alcohol?
Que la historia marque a este clan de perversos políticos. Un político que bien los conoce me dice que Gabino gobernador nunca le confió cargo importante a Oswaldo. Sabía de las debilidades que manifestaba en sus juergas.
Platiqué con algunos morenistas y me dicen que el estado de desastre de este Ayuntamiento ha llegado al extremo. Su ineficiencia le impide hasta cobrar impuestos. Cuando este edil adeuda salarios a los trabajadores de confianza, no hace obras y declara en quiebra el gobierno municipal, una salida inmediata sería recaudar los impuestos que fluyen a principio del año, pero el mismo se cierra esa puerta. Ha implantado trámites burocráticos demasiados engorrosos para cobrar, por ejemplo, el impuesto predial. Inmensas filas y aglomeraciones son un gran riesgo en tiempos de Pandemia. Pero goza insanamente con las inacabables colas que tiene que hacer el que paga contribuciones municipales.
TODOS Vs TODOS
La guerra sucia entre gente de Oswaldo y los aplaudidores de Salomón Jara ha tocado extremos. Una veintena de funcionarios municipales y regidores de primera línea, empezado por la tesorera Rebeca Morales García y la regidora de Hacienda Tania Caballero, que deben lealtad a Salomón Jara, se han rebelado abiertamente. Son cabeza de playa del grotesco canibalismo entre morenistas al interior del Ayuntamiento.
Aunque Oswaldo se sacudió a la tesorera no puede hacer lo mismo con la regidora Tania que sigue operando como Quinta columna.
La extesorera tiene, seguramente, pruebas documentales y bastante debe saber sobre las nuevas edificaciones del presidente municipal en el norte de la ciudad y en el vecino estado de Puebla. Aun así, la despidió grotescamente.
EXASPERADO En mi entrega del pasado 20 de noviembre informé aquí sobre la revelación que hizo el mismo Oswaldo de la guerra sucia en su contra. Dije que el edil delira al considerar enemigos a sus compañeros de partido.
Insultó a sus funcionarios y los llamó desleales. Enloquecido -dicen- les pidió ser “fieles ciegamente”. Su furia se debe a que filtraron un video donde externa con palabras altisonantes, su desconfianza hacia los que “no apoyan las acciones del Ayuntamiento y en las redes sociales solo circulan lo negativo”.
Por la filtración de aquel video, a los directores y subdirectores de su gabinete, los llamó “ingratos y envidiosos” por lo que “tendré más cuidado en el futuro porque si así me va con los amigos imagínense como me va con los enemigos”.
Denostar públicamente a sus cercanos colaboradores ha provocado numerosos comentarios en las redes sociales. En algunos se ríen de los arrebatos del edil. Quiso lucirse emulando al presidente AMLO en la exigencia de “lealtad a ciegas” de sus empleados. Presumió diciéndose “impoluto” edil, pero se ha quedado en farsante, experto en constantes mentiras y personalidad colérica producto de su afición etílica.
OTRA ESTOCADA
Pero como dicen que “el que se lleva se aguanta”, ayer fue la regidora de Hacienda la que exhibió otra de las alcaldadas de Oswaldo. Reveló que en el límite de locura Oswaldo se ha enfrentado con sus concejales por su empecinamiento en instalar los parquímetros en el centro de la ciudad.
Comentan que la regidora Tania y su grupo afín asestó la estocada final al presidente municipal. Anunció que el Cabildo “rechaza y seguirá rechazando” el nuevo impuesto de los parquímetros y toda iniciativa del edil para imponer nuevas contribuciones y menos en estos momentos de crisis sanitaria.
DELIRIO EXTREMO
Los que bien conocen a Oswaldo comentan que ni las crudas más espantosas le han provocado tal delirio como el “destape” de Jesús Romero el mero mero. Su fobia le hace ver enemigos por todos lados. A los pocos funcionarios apegados que le quedan les ha ordenado arremeter en las redes contra todos los que considera enemigos. En su aturdimiento ve a sus compañeros de partido como
contrarios y dicen que prefiere ser arrastrado por el PRI que ver ganar a uno del Morena. A eso apuesta.