Al interior del PRI saben que es difícil ganarle al candidato del Morena salvo que a la hora del “destape” se fraccione en dos o tres grupos o, de plano, se haga pedazos. Hay quienes a eso apuestan, aunque lo ven difícil porque el Morena es una marca anclada en la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Estas posibilidades sacuden el letargo del PRI que el fin de semana empezó a dar señales de posicionamiento de sus precandidatos que, por lo visto, no andan con muchos ánimos ante el dominio del adversario.
No fue muy convincente, ni para ellos mismos, el arranque de la precampaña de Francisco Ángel Villarreal y Germán Espinoza Santibáñez ante unos militantes desganados. Mas gris se vio el evento ante la suspicaz ausencia de los otros dos “distinguidos” priistas que supuestamente renunciaron a sus cargos para sumarse a la competencia por la candidatura.
No acudió “El Yoyo” Díaz supuestamente enfermo y el ex titular de la Comisión Estatal del Agua, Héctor Pablo Ramírez Leyva optó por glorias pasadas. Recurrió a los cientos de seguidores que lo acompañaron en su periplo al dejar el PRI en 2018 para brincar a la alianza PAN-PRD-MC con la idea de ser diputado federal. Lo avasalló el candidato del Morena.
Acompañado solamente por el delegado del comité nacional del PRI, Alejandro Guevara, Héctor Pablo dijo un discurso ambivalente. Pidió que el partido tricolor analice la trayectoria de los aspirantes para seleccionar al que tenga la mejor trayectoria. Aunque organizó su propio evento en un exclusivo hotel para manifestar sus deseos de ser candidato a gobernador dijo que “debe ser el hombre o mujer del PRI que tenga el mejor perfil para competir con dignidad en las próximas elecciones. No necesariamente debe ser Héctor Pablo, el PRI debe incluir a todos los que aspiren, pero después elegir al de mejor trayectoria”.