Felipe Sánchez
Según el Gran Diccionario de la lengua española, la palabra gandalla se asigna a una persona, hombre o mujer, que “es abusivo y tiene malas intenciones”. También dice: “que se aprovecha de los demás, y que es malo”. El chilango traído de Michoacán Benjamín Robles Montoya, por su actuar en política, es el símil perfecto del gandalla.
Veamos. En el trienio pasado se impuso como candidato y lo mismo hizo con su esposa; los dos son hoy diputados federales. También asignó candidaturas a tres incondicionales suyos que son actualmente legisladores locales. Colocó, igualmente, a media docena de aspirantes a presidentes municipales que al haber ganado hoy le pagan onerosas alcabalas. En su extrema gandallés se alzó como dueño indiscutible del PT en Oaxaca donde, hasta el momento, hace y deshace. A eso se debe que hoy, aun siendo diputados sean nuevamente candidatos. Él para la diputación federal por el distrito 8 y su esposa Maribel Martínez como candidata plurinominal para la diputación local. Obviamente dispuso que la anotaran en el número uno de la lista de los que anhelan ser legisladores sin pasar la prueba de las urnas. Así es de grotesca la actitud del “Carasucia” para hacer de la política un negocio familiar.
Alcanzar tanto poder se debe a una cuestión fortuita: era 2018, la arenga anti PRI de López Obrador y su ofrecimiento de acabar con la corrupción pegaron tanto en el ánimo de los mexicanos que el efecto peje catapultó al poder a todos, sin mirar a quien ni husmear antecedentes o experiencias. Y así arrasaron en las casillas todos los candidatos de la alianza “Juntos haremos historia” por el solo hecho de estar ligado en las boletas su nombre al de López Obrador.
Encumbrados en el poder mostraron los defectos y, sobre todo, sus mañas que tanto han decepcionado a la ciudadanía que, por lo visto, no quiere volver a votar a ciegas, al aventón, con el ánimo de quemar con leña verde a los corruptos del PRIAN. Es decir, se prevé una votación no con el hígado sino con la cabeza fría.
DESESPERADOS
Las intenciones del voto detectadas en las últimas encuestas, las de veras no las que mandan hacer los partidos y que ocultan como secretos de Estado, indican que el Morena ya no tendrá el mismo arrastre en las próximas elecciones. Son consecuencias de los yerros del presidente AMLO y los abusos de gandallas como “Carasucia” que en nombre del Lópezobradorismo siguen apegados a la política cavernaria. Qué decir de su archienemigo Salomón Jara cuya glotonería por el control absoluto del Congreso local y su presupuesto, provocó un peligroso resquebrajamiento entre los diputados que quitaron a la deshonesta diputada Delfina Guzmán como presidenta de la JUCOPO para poner a uno peor. Este albazo, sin duda, terminará por escindir a su partido, el Morena.
Esto lo saben muy bien estos dos sobresalientes de la política del agandalle -Cara Sucia y Salomón- y por eso andan muy nerviosos y cometiendo excesos.
MUESTRA SUS CARTAS
Si Benjamín ya confesó, vía redes sociales, las trampas de su fe por ganar de nuevo, se puso de a pechito para que invaliden jurídicamente su candidatura. Confiesa que usará el padrón de todos los que reciban los apoyos sociales del programa federal Bienestar para visitar a cada uno de los beneficiarios para inducir su voto.
Lo grabaron en el momento en que daba instrucciones a su aún devoto colaborador Lenin López Nelio. Por cierto, ya desertaron de este clan Jorge Oropeza, Jaime Castellanos del Campo, y hasta el apocado Cesar Morales Niño. Los tres decepcionados por la naturaleza traidora de Benjamín Robles. Los contrató, les ofreció futuro político halagador pero lo que hizo finalmente fue usarlos y desecharlos.
En el video que circula profusamente en las redes sociales se escucha que “Carasucia” da instrucciones al juchiteco Lenin para que recorra casa por casa e invite a votar por el PT y su candidato que, obviamente, es Benjamín Robles. Ofreció a su colaborador la lista íntegra de beneficiarios de los programas sociales para que sus promotores los ubiquen y concreten eso que los abogados llaman “lucrar políticamente con los programas asistenciales del gobierno”. Este es un argumento contundente para invalidar a cualquier candidato que incurra en este delito.
INDECENTES
Con esta clase de políticos Morenistas no es fortuito que Gibran Ramírez, asesor parlamentario, considerado ideólogo de su partido, descubra que entre las “burocracias del partido” haya militantes “indecentes” que han desplazado a los que apuestan a la verdadera transformación. Él mismo se dice lanzado del partido y llama a apoyar a las candidaturas “decentes” que vienen de Morena con los valores y mística para recuperar ese aparato electoral por la transformación de México.